"Erase una vez en el Oeste: Crítica para Luis F. Zatarain"


En esta ocasión, Luis Zatarain, nuestro patrocinador vía Patreon.com nos pidió que comentáramos el spaghuetti western  “Erase una vez en el oeste”!


En 1966 con el estreno de “El Bueno, El malo, y El Feo" el director y guionista italiano Sergio Leone concluye una de las trilogías más exitosas e influyentes del cine, la Trilogía de los Dólares.  "Por un puñado de Dólares", "Por unos dólares más" y por supuesto “El Bueno, El malo, y El Feo".
Una trilogía que cambió para siempre el género del western.

Y qué seguía entonces para Sergio Leone?
Pues, obviamente, un Western más.  

Pero no cualquier western.  Si cada película de la Trilogía de los Dólares era más grande y ambiciosa que la anterior,  esta nueva película sería aun más grande y ambiciosa que estas tres. Sería un western de proporciones míticas y Leone lo promete desde el mismo título  “Once Upon a Time in The West”, “Érase una vez en el Oeste”.   Esta película abraza sin miedo el carácter legendario del viejo oeste, y nos trae una historia inmensa, épica, universal.

En esta ocasión, tres antagonistas, como en “El Bueno, El Malo y El Feo” ya no eran suficiente, ahora tenemos cuatro facciones luchando por un misterioso pedazo de tierra desolada que por algún motivo todos parece querer.

Tenemos a Frank, el temible pistolero de la compañía ferroviaria, interpretado totalmente fuera de su zona de confort por Henry Fonda; luego tenemos a Charles Bronson como Armónica, un misterioso vagabundo con una vendetta personal, el típico pistolero estoico que tanto amaba Leone.  Jason Robards se roba cada escena en que aparece como Cheyenne, un bandolero que no es tan malo como todos dicen.  Pero el centro y corazón de la historia es Gill, la afligida viuda del dueño del terreno, tratando de sobrevivir en ese mundo sin ley y acosada por estos tipos violentos.  Esta es la primera y única ocasión en que Leone tiene una protagonista femenina, y el honor le toca a Claudia Cardinale, ícono del cine italiano de los 60’s y 70’s

La película se toma su tiempo para que conozcamos a cada personaje, cada uno tiene su propia introducción y nos lleva entrelazando cada historia, apretando cada vez más los nudos hasta el satisfactorio clímax, en donde igualmente todos tienen su propio desenlace agridulce.

Y bueno, la película es, para decirlo simple:  increíblemente cool.  El legendario Tonino Delli Colli fue el director de fotografía y llena la pantalla de colores cálidos y texturas salvajes.  Reales pero a la vez amplificadas y Sergio Leone es simplemente un maestro para encuadrar una escena, desde el brillante uso de la regla de tercios, a los intensos closeups en sus protagonistas, más intensos que nadie en la historia del cine, hacen de esta película una experiencia inconfundible e intensa. 
Se dice que a los actores les encantaba trabajar con Leone, porque los hacía verse como dioses!  y aquí podemos ver por qué!

Y con el mismo cuidado con que Leone cuida lo que se ve, cuida además cada diálogo.  En la elaboración de la historia participaron las leyendas Dario Argento y Bernardo Bertolucci, pero fueron Sergio Donati y el propio Leone  quienes escribieron el guión final.  Y es una delicia, cada palabra, cada silencio está maximizado para que tenga un efecto potente, para definir al personaje, para realzar la situación.  Cada línea de diálogo merece merece repetirse y saborearse.

Y acompañando todo esto, Ennio Morricone se sale de los sonidos que lo hicieron famoso en la Trilogía de los Dólares y se lanza de cabeza con un soundtrack orquestal bellísimo que según cuentan, esto les va a encantar, Morricone lo compuso leyendo el guión, para que Leone pudiera sonarlo durante la filmación y que los actores se metieran en la escena.

Si tuviera que señalarle un problema a esta obra, sería su ritmo lento.  A mi gusto más lento a veces de lo que le conviene, más en una película de aventuras en el oeste, y más aún en una película de casi tres horas.  Y este factor creo que a la larga es lo que la hace menos popular que la trilogía de los dólares.
Sin embargo que eso no los detenga, “Érase una vez en el Oeste” es bellísima, fascinante, emotiva y sin duda, una de las películas más cool jamás filmadas!

Muchas gracias a don Luis por su patrocinio, y por llevarnos de vuelta al mítico viejo oeste con esta película!