¡Feliz Año Nuevo!
Como habrán notado, estuve totalmente perdido este pasado mes de diciembre. Fue por mucho el mes de diciembre más complicado que he tenido, en lo personal, en lo laboral… No los voy a aburrir con detalles, solo les digo que no tuve tiempo para nada. Con decirles que solo pude ir al cine UNA VEZ en todo el mes.
En todo caso, empezamos el año y quiero ponerme un poco al día con ustedes, comentándoles las tres películas que pude ver, aunque un par fueran de Netflix.
Y sí, yo sé que algunos no les gusta este formato de programa en que hablo de varias películas a la vez. Para todos ellos…
Empezamos, en estricto orden de preferencia, con “Aquaman"; mi única ida al cine en semanas.
Esta película se ha ganado el corazón de los fans y ha sido catalogada por muchos como una de las mejores películas de superhéroes en mucho tiempo. A mi gusto, estuvo bien; es una película entretenida, bellísima visualmente, con una gran imaginación en el mundo que nos crea en pantalla pero con una historia a medio cocinar.
Es algo que ya hemos visto mil veces; y que no ofrece nada realmente nuevo. Sin duda la creatividad de ese mundo submarino, que bien podría ser otro planeta, es lo mejor que la película tiene para ofrecer, y definitivamente vale el viaje al cine para poder contemplarlo en todo su esplendor. Pero intenta meter tanto en la historia, tantos personajes, tantos giros, que al final nada en el relato realmente impacta emocionalmente. No tiene grandes personajes o grandes momentos emotivos… Es una película que se mantiene por su ritmo ágil y por su espectáculo visual; no esperen más.
Y antes de que me pregunten, sí, es mejor que “Man of Steel”, “Batman vs. Superman” y “Justice League”; pero a mi gusto inferior a “La Mujer Maravilla” (aunque ésta se descalabre al final).
Seguimos con “La Balada de Buster Scrugges”, una producción original de Netflix escrita y dirigida por los hermanos Coen, de mis cineastas favoritos de toda la vida, y a quienes lamentablemente casi nunca puedo ver en el cine. Siempre tengo que piratear sus producciones porque difícilmente llegan al cine en Costa Rica. Esta película, aunque no pude verla en el cine tampoco, al menos pude verla de forma legal para beneficio de la carrera de los Coen.
Esta se trata de una antología de seis relatos ambientados en el Viejo Oeste, pero por supuesto, con el sello inconfundible de estos cineastas; o sea, no se parece a ningún Western que haya visto en su vida. Como pueden esperar, la fotografía es hermosa, las actuaciones de primera y las historias ingeniosas y totalmente impredecibles. Tal vez no es para todo el mundo, pero si les gustan los Coen aquí tendrán un catálogo de todas sus mañas y sabores, desde la comedia absurda hasta el drama fatalista, pasando por lo sobrenatural. El problema que le veo es que los Coen usualmente tienen finales bastante extraños o repentinos, y pues aquí tenemos seis de esos finales.
Y antes de que me pregunten, aquí tienen mi opinión de cada relato:
“La balada de Buster Scrugges”, el más divertido y ligero del paquete. Me encantó ver a los Coen volver a la comedia.
“Near Algodones”, comedia de nuevo pero más oscura y dramática, muy disfrutable también en particular por lo impredecible de las situaciones.
“Meal Ticket”, por mucho la más perturbadora. Un maravilloso ejemplo de cómo usar las imágenes para contar una historia, prácticamente cine mudo.
“All Gold Canyon”, una bellísima narración de algo que debió ser muy aburrido, Tom Waits se come la pantalla y nos deja con un agradable sabor de boca al final.
“The Gal Who Got Rattled”, a mi gusto el relato flojo de la película. Tal vez se toma más tiempo de la cuenta en plantear lo que tenía que contar. En todo caso, es igualmente disfrutable y sorpresiva.
“The Mortal Remains”, una historia que bien pudo haber sido escrita por Edgar Allan Poe; alguna gente la encuentra un poco extraña pero a mí me encantó. Tal vez la mejor del grupo.
Y para terminar, mi favorita de las tres:
“Roma”, lo más reciente del director mexicano Alfonso Cuarón y sin duda una de las películas más esperadas por los cinéfilos. Esta historia nos lleva a vivir un año en la vida de Cleo, la empleada doméstica de una familia adinerada en el México de los años setenta.
Esta es una película profundamente personal para Cuarón, no solo es en gran parte autobiográfica sino que él dirigió, escribió y fue su propio director de fotografía. Y la película, es una absoluta maravilla.
Primero, lo obvio, es bellísima. Las imágenes en un blanco y negro luminoso y nítido son una absoluta delicia. Siempre está filmada en planos amplios por lo que todo está siempre enfocado y distante, lo que nos invita como espectadores a explorar cada cuadro, a buscar el punto de interés, a perdernos en el mundo que nos presenta la película. Y es que cada escena está tan llena de detalles, de acciones, de personajes, que es fácil a veces distraerse de lo que importa, tal y como la vida misma. El nivel de trabajo de esta producción es totalmente asombroso.
Y el sonido gente, es una maravilla, cómo nos envuelve, cómo está ahí siempre transportándonos a esta metrópoli bulliciosa y sorpresiva a veces, contándonos micro historias en el fondo mientras Cleo vive su vida.
La narración, por su parte es rara, o más bien, no es rara, está contada de una forma rara. Es una de esas películas en que la historia no importa tanto como los sentimientos que nos evoca, como la fuerza emotiva que inunda la pantalla. Es pura nostalgia en el mejor sentido de la palabra, no nostalgia de si Optimus ahora se ve igual al de la serie que veía de chiquillo, es nostalgia por la vida, por la gente que ya no está, por la inocencia con la que veíamos todo en otras épocas, por los momentos que nos hicieron como somos…
“Roma” es como un acto de magia. Al empezar, no parece nada, son como escenas aisladas, momentos en la vida de esta mujer o la familia con la que vive, pero no parece nada conectado, nada trascendente, y de repente, sin que uno sepa cómo, la película te tiene totalmente en sus manos y uno está con el corazón en la boca involucrado con sus personajes mientras éstos pasan por momentos trascendentes de su vida.
Cuarón hace uso de sus ya legendarias plano secuencias en dos de las escenas más emotivas e intensas que recuerdo haber visto en mi vida.
Tengo que confesarles, que al terminar la película, en el mismo momento en que empiezan a aparecer los créditos en pantalla, simplemente me eché a llorar, a llorar sin control y pasaron bien 15 minutos o media hora antes de que me compusiera y pudiera hablar de “Roma” sin echarme a llorar de nuevo. No llorar de tristeza, la historia no es necesariamente triste, pero es tan emotiva, tan viva, tan real que es simplemente irresistible.
Sin duda es una de las experiencias cinematográficas más conmovedoras que he tenido el placer de experimentar.
Si tuviera una crítica para esta producción, es que tal vez, solo tal vez, es para gente de cierta edad. Entre más hayamos vivido, más recuerdos tengamos, más cosas hayamos pasado, la película tendrá más resonancia con nosotros, tal vez alguien joven podrá apreciar el virtuosismo técnico de la obra, pero no necesariamente tendrá una experiencia tan emocional como alguien de mayor edad….
No sé, ¿qué opinan ustedes?
Entonces, en esas anduve este mes de diciembre. Esperemos que este 2019 sea menos enredado y ya pronto volveremos con más cine.